martes, 8 de octubre de 2013

La Música del Ser.


Os dije que este blog lo iría construyendo poco a poco... Es así forzosamente para mí, porque hablar de mi sentimiento de lo espiritual, implica una atención interior, una toma de conciencia consciente del sentimiento de vivir plenamente. 
Yo no vivo plenamente cada instante de mi vida... son muchos más los momentos en que me debato en esfuerzos y contradicciones, que los que siento La Paz y la Alegría de la conciencia de lo que realmente soy... y aún en esos extraordinarios momentos, lo que siento es una conciencia de ser, no un pensar de lo que soy...
Para mí, la toma de conciencia espiritual, no es algo que se piense, no es un "tengo que" o un "debo de", no es un tener que ser de una manera o de otra, no es un juicio sobre sí soy lo que debo o no... Lo que marcó una diferencia en mi vida al producirse el "despertar", fue que la conciencia de lo intangible paso de ser la idea de una posibilidad, o la de una incertidumbre e impotencia, a ser una certeza en un puro sentimiento que se engloba en una racionalidad superior, una racionalidad que trasciende mi razón lógica cotidiana.
El ideal que yo anhelo, es poder sentir así de forma permanente, sin tener que vivir esos largos espacios de abandono y de lucha interior.
Cuando escucho o leo sobre la vivencia de otras personas, siento que me puedo reconocer en ellas... pero a la vez me da por pensar que yo sólo rozo los bordes de esa experiencia de plenitud extraordinaria... ¡Y que me queda tanto!
Pero afortunadamente, mi voz interior cada vez es más fuerte y poderosa... y su música es amigable y amorosa, y me incita a no vivirme a través de la comparación con los demás, y si a escucharme y a respetarme en mi personal percepción del ser... 
Al principio no la sentía así... mi voz interior me resultaba confusa...como una mezcla de músicas que no podía diferenciar ¿Cómo distinguirla de la voz de mis miedos o mi conformismo?... ¿Cómo no confundirme?
Con el tiempo se ha ido haciendo cada vez más clara, y ya no me cabe el error... porque esa voz va unida a un sentimiento claro, un sentimiento que asoció a la libertad y gozo de ser como soy... y que me incita a darme permiso para experimentarme a mi manera sin miedo...
Hay otro hecho que da fuerza y sentido a este sentimiento mío, y es que con tan solo hablar de ello, como hago ahora, con tan solo evocar la música del ser, siento como se transforma mi energía y me siento plena de fuerza interior y alegría... 

domingo, 15 de septiembre de 2013

Ser y Hacer.


Para escribir en este blog tengo que mirar hacia dentro... sentirme por dentro y dejar de estar volcada al hacer... a mí eso del hacer me gusta mucho... ja,ja,ja... soy constructora por naturaleza, y con el hacer intento sentirme crecida... ver un reflejo de mi misma que me guste...  ¿Superarme?¿Validarme?...
Pero con el hacer también pueden aparecer la insatisfacción, la comparación, la tensión... y la necesidad de "dar la talla"... ¿Pero que talla?
¿Significa eso que no hay que "hacer"? ...¿No es acaso positivo construir un mundo mejor con nuestros actos?... 
¡Claro, claro que sí!... pero lo importante es comprender profunda y realmente la razón de nuestro hacer... aquello que está promoviendo nuestro acto... sin autoengaño... porque sólo así sabremos lo que buscamos realmente al actuar, y descubrir "quien estamos siendo" en ese momento... ¿Buscamos fama, reconocimiento, ser amados, ser vistos, huir de nuestra realidad...  ser felices, jugar, experimentar, dar lo mejor de nosotros, hacer lo que nos gusta y amamos?... y la pregunta que me hago es ¿Acaso es malo alguno de estos motivos?... 
Yo pienso que ninguna de las razones por las que hacemos las cosas es buena ni mala... se trata sólo de escalones o tramos que recorremos en nuestra vida... y no tenemos porque sentirnos culpables de hacer las cosas por una razón u otra... lo importante es comprender que podemos recorrerlos en la inconsciencia y el autoengaño, lo que nos generará mucha frustración, incomprensión y dolor al recoger los resultados de nuestro vivir... o vivirlo como un proceso de descubrimiento... un caminar a una mayor conciencia y libertad reales... con lo que nuestra vida se transforma en una aventura permanente plena de sentido y propósito... ¡Sólo es eso!... ni más ni menos... 

Sólo cuando estoy en el ser descanso realmente... me siento plena y perfecta... relajada, y valiosa... y no tengo que demostrar nada... y es en esos momentos cuando me doy cuenta de todo esto... cuando siento profundamente el sentido real de mi hacer...
No siempre puedo estar en la conciencia del "ser", mi vida es un balancearme entre ese estar y no estar en el "ser"... entre ese hacer y "ser"... y lo que se,  es que sin conciencia de mi "ser" mi hacer pierde su sentido, su norte ...y su placer y su alegría.

viernes, 16 de agosto de 2013

La Alegría.

"Irrupción súbita de una dimensión atemporal entre las horas conocidas, es vida creativa ilimitada. Y vivir así es una inspiración incesante." (Consuelo Martín)

Voy a transcribir una entrada de hace tres años del blog personal. En ella hablo de como siento yo la conexión interior... que como bien dice el nombre que le puse a esta entrada, es pura alegría...

El otro día volví a conectarme con la Alegría.
Mi inmersión en el mundo suele ser apasionada, y por mi naturaleza mas bien luchadora, puedo acabar peleando con molinos de viento, o lo que es mas tonto, conmigo misma.
Sé, hace tiempo, que la realidad que vivimos, se relaciona muy estrechamente con nuestro "yo actuante" y nuestro "yo pensante" y nuestro "yo sintiente"...resumiendo, con nuestra mirada al mundo, y por eso mismo, he aprendido que ampliar mis puntos de vista y cambiar de gafas con frecuencia, suprime mucho dolor y frustración en mi día a día.
Yo ya me había conectado con la Alegría hace tiempo, pero por lo que se ve, últimamente los molinos de viento y las gafas no me dejaban ver el bosque.
¿Y a que le llamo yo una experiencia con la Alegría?
Cuando leo sobre la "experiencia interior" (hay muchas formas de llamarla), por un lado me siento identificada con lo que expresan personas que la han vivido, pero por otro, siento que es algo demasiado personal, y que las comparaciones no caben por su propia naturaleza unitaria.
A mí me gusta hablar de ella cuando ya no está, de lo que me hace sentir, y poderlo expresar desde la sencillez o el poder de mis palabras, utilizando mi vocabulario, saboreando su recuerdo, sintiéndola cercana en su lejanía, y en mi "mundo pequeñito" sentir la sombra de su grandeza, porque eso hace que la sienta al alcance de mi mano, cariñosa, compartible, comprensible...y así su calor, su compañía, su poder... su todo, me llenan el alma, aunque no este conmigo.
Yo la llamo la Gran Mirada, porque su mirada es grande frente a la pequeña y cotidiana mirada de todos los días, la que tengo la mayoría del tiempo y que me atrapa en las anécdotas de la vida, y que me lleva al sufrimiento, a los miedos, a la lucha, y también al placer, y a la risa, y a compartir, a necesitar y a evolucionar y crecer, queriéndolo o sin quererlo.
¿Que me pasa cuando experimento la Gran Mirada, esa forma distinta de contemplar el mundo y a mi misma?
En esos momentos sin tiempo, me fluye la creatividad y la plenitud es lo natural, en esa forma de mirar no me cabe el juicio ni la exigencia, ni la critica, pero no porque crea que no es lo adecuado, no, simplemente, allí eso no está, no existe, solo existe ligereza, autoestima, humildad,
Después, cuando vuelvo a la mirada pequeña, y me siento otra vez en ese día a día que me hace su prisionera, a la rutina que me roba la frescura del instante pero que también me da una seguridad que necesito, me digo, otra vez aquí, pero la Gran Mirada ha iluminado mi camino regalandome un pedacito de su alegría, y mi percepción de la realidad se ha hecho más clara, más blanda, más dulce y amorosa, y ya no me lo creo tanto, y puedo dejar pasar los molinos de viento, y me quiero más y más bonito...y sigo creciendo y aprendiendo...
Ella es esquiva y no permanece mucho tiempo conmigo, yo quiero que ella con su mirada, sea para mí una amiga, una compañera que dé sosiego a mi corazón atrapado en la mirada pequeñita, y porque lo quiero, pienso en ella, y la llamo, y sé que tengo que buscar tiempo, y espacio, y silencio y recogimiento para ella, porque sé que eso le gusta, y la espero impaciente paladeando su recuerdo, su alegría, su cercanía, su amor.
Y también porque la quiero, su recuerdo me impulsa a luchar menos, a ser mas consciente, mas dulce, mas amorosa...y si me separo distanciandome de ella, su ausencia me duele, y poquito a poco, sin querer, me siento abandonada y triste.
¡Ay!, yo que solo conocía los amantes del cuerpo, y ahora descubro que tengo una amante del alma... y sus efectos perduran en mí porque es luz que ilumina y guía, y también es cálido abrazo que alimenta y conforta, y es inspiración... y apoyo cuando elijo el camino de mi realización, dando poder y sentido a lo que hago, y cuando me ha visitado, ¡parece tan natural su visita!...
La Gran mirada es cálido amor, es "ser" sin tiempo ni espacio... percibir el sentido del todo que es la vida, así, sin pensar, sabiendo sin necesidad de saber, solo siendo...¡y la Alegría!, la Alegría es la compañera inseparable de la Gran Mirada, y es como un torrente que arrastra todo lo que no es de allí, y me penetra y me desborda y me llena de gozo y bienestar.

jueves, 15 de agosto de 2013

Conexión interior.


Sentir el espíritu para mí, se ha transformado en algo muy práctico, ¡vamos que me es muy práctico estar en contacto conscientemente con el espíritu!... ¿Por que digo esto? Porqué hay mucha diferencia... en alegría, en lucidez, en serenidad, en nivel de autoestima... Yo se que eso me implica momentos de silencio y de conexión consciente con mi interior... y también se que hay días en que aún sabiendo todo esto, no me sale hacerlo... y si estoy así un tiempo, acabo sintiendo los efectos de la desconexión... falta de alegría, desazón interior, estoy menos centrada, gestiono peor mis emociones... pero hay temporadas en que es así, no me conecto, y aunque en lo racional sigo allí y lo se, en lo emocional mi energía está dispersa y me siento fuera de juego... 
Tengo herramientas... formas y maneras de alinearme de nuevo, y una de las más poderosas es la meditación activa... con este tipo de meditación lo que hago es concentrarme en pensamientos cada vez más positivos... de autoestima, de amor, de comprensión, de darme cuenta del sentido de la vida, de como todo lo que sucede está relacionado... y cada pensamiento positivo atrae a otro y este a otro más... y como en una melodía, las notas se van uniendo hasta formar una música maravillosa... 
La apertura de los Archivos Akáshicos me es muy valiosa, el diálogo con mis Guías y Maestros me da mucha luz y es muy sanador...  pero es la conexión consciente desde mi misma con el espíritu, la que me proporciona esta energía y esta plenitud tan poderosas...

martes, 9 de julio de 2013

Profundizando...


Profundizando en eso del “despertar espiritual”... 
Yo creo, y realmente lo he experimentado por mi misma, que el objeto deseable de cualquier terapia o espacio de crecimiento personal, es “despertarnos”... ayudarnos a que nos demos cuenta de cosas que no estamos viendo en nosotros, y que nos están impidiendo crecer... y que además nos obligan a gastar mucha energía peleando con las personas y el mundo, porque cuando no nos miramos a nosotros mismos, cuando no trabajamos el autoconocimiento, nos transformamos en víctimas...
Vivir de víctima es muy desagradable, entre otras cosas porque no te sientes dueño de tu vida... porque sin darte ni cuenta, estás poniendo esa vida en manos de tus potenciales verdugos.
  • ¿Como se puede vivir una vida en la que todo “nos pasa” sin que podamos hacer nada para evitarlo? 
  • ¿Una vida en la que vamos reaccionando ante acontecimientos que no llegamos a comprender?
Para mí ese “despertar” tuvo que ver con la búsqueda de respuestas desde una perspectiva diferente a la de víctima, el papel que llevaba interpretando desde siempre... y eso poco a poco me fue llevando a tomar las riendas de mi vida.
No lo logré en un “maravilloso instante de conciencia”, ojalá hubiese sido así, lo conseguí con muchísimos de esos instantes... y el “despertar espiritual” lo que sí me proporcionó, fue sentido y fuerza interior, una especie de lucidez intuitiva... y una voluntad inquebrantable en la búsqueda del sentido de mi vida... y de la vida en general...
Separar el grano de la paja y conseguir llegar de la larga cadena de: ¿Por qué esto?, ¿Por qué lo otro?... al liberador “Para Qué”, me ha llevado años... y en este largo camino... en el que sigo... mi despertar al Espíritu me proporciona luz y aliento, y una compañía y amor inexplicables desde mi “vieja mirada”... la que tenía antes de despertar. 
Mi periodo de terapia, ahora estoy convencida de ello, fue crucial para ese despertar ... me limpió lo suficiente como para permitir que me colocase en un espacio de conciencia diferente en el que comencé a percibir otra realidad que antes no veía...
Lo que ahora vivo es el maravilloso despliegue de la vida y de mi misma como las capas de una gran cebolla... o como un gigantesco puzzle en el que todo encaja a la perfección... y que me obliga a buscar cada piececita para ir colocándola en su sitio... unas veces me siento impaciente e impotente... otras enormemente alegre y plena... a veces me equivoco,  me lío y aprendo mucho... otras veces me siento flotar de inspiración y lucidez... pero siempre, siempre, lo que siento es una gran emoción y propósito...

lunes, 17 de junio de 2013

El despertar.

¿Que es eso del despertar espiritual?...
De la espiritualidad de la que yo pretendo hablar, no es de la espiritualidad enlatada y encorsetada, llena de normas y dogmas en la que nos suelen educar... a mí la que me interesa es la espiritualidad libre y salvaje... y cuando digo salvaje me refiero a natural,  sin domesticar...
Puede que durante años algunos hayamos vivido inmersos en una religiosidad normativa y limitante, llena de deberías y pecados, de culpas y temores... o quizás no, para nada, y hemos llevado nuestro ateísmo o agnosticismo por bandera, orgullosos de sentirnos libres de represiones, pecados e infiernos sin fin...  y puede que tanto unos como otros un día "despertemos"... y así, de golpe, sin que aparentemente nada cambie, todo cambie a nuestro alrededor... 
Y lo más grande es que cuando "despertamos" no es que lleguemos a ningún sitio, no... lo que sucede es que a partir de ese momento el sentido de nuestra vida se transforma radicalmente... sigues sufriendo en tus límites, sigues discutiendo con tu pareja, sigues sintiéndote inseguro e impotente en montones de cosas... ¡sigues siendo el de siempre!... solo que de golpe ya no te sientes solo y en tu corazón se enciende una luz cálida y alegre.
El despertar no es algo mental, no es algo que se pueda conseguir leyendo, meditando o acudiendo a montones de cursos, no... se puede pasar uno meditando años y años y nada... y otra persona que pasa de todo lo espiritual, sin comerlo ni beberlo va y se "despierta"... es algo que simplemente se produce ¡cuando se produce!... y afecta a nuestra parte emocional...  y para cada persona es diferente, sobre todo porqué a la hora de explicar nuestro sentir, entramos en algo muy intimo, y cada uno hablará de ello a su manera, a través de su percepción y sensibilidad.
Así que como podeis suponer, esto que os cuento es mi forma particular de percibir y sentir mi despertar...
Yo, que me declaraba agnóstica y atea, desperté de golpe... no meditaba, ni practicaba ningún tipo de actividad considerada espiritual... y desperté después de leer un libro de reencarnación que compre en la herboristeria cercana a mi casa... por curiosear... fue como si hubiese aterrizado de golpe... o como si me hubiesen insertado la piececita del puzzle que me faltaba... ¡me quedé anonadada!
Y ahí me tenéis tratando de explicarle a mi psicóloga y a mis amigos, más bien racionales, "eso" que me había pasado... yo, que soy de talante extrovertido y más bien entusiasta... ¡no hace falta que os cuente como me miraron!... 
Total, que deje a mi psicóloga, muy buena por cierto, y me lancé a la búsqueda de respuestas... Pero eso os lo cuento otro día... 
Hasta pronto.